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25 enero 2012


LA ATRACCIÓN DE LA MUJER MORENA

MUSEO ROMERO DE TORRES DE CÓRDOBA
MAGDALENA  MUÑOZ-COBO

Numerosos visitantes acuden al Museo Romero de Torres en su reapertura · La pinacoteca tiene un nuevo discurso expositivo y un sistema de accesibilidad y dispone de nuevas tecnologías para mostrar las obras del artista

Ángela Alba / Córdoba | Actualizado 25.01.2012 - 09:46
"La relación incondicional de Córdoba con su pintor más universal, Julio Romero de Torres, es inmortal y se refuerza con el paso de los años. El artista plasmó en sus obras de forma fiel el alma de la ciudad, sus tradiciones y sobre todo a sus mujeres, cuya raza ha dado a conocer por todo el mundo. Tez morena, ojos negros y una mirada melancólica y misteriosa que seduce al espectador de cualquiera de sus pinturas. Tanto es así que Romero de Torres se ha convertido en una insignia de Córdoba y sus obras en el retrato más íntimo de su esencia.

El interés de los cordobeses por su pintor se demostró ayer en la reapertura del Museo Julio Romero de Torres, al que acudió numeroso público desde primera hora de la mañana. "Ha quedado precioso, es una hermosura", manifestó María del Carmen Pérez, una de las primeras visitantes, que destacó que "no valoramos este tesoro que tenemos".

La primera vez que esta cordobesa visitó el museo fue a los 20 años. "Todo el mundo hablaba de La chiquita piconera pero a mí me impresionó mucho más Cante jondo". A lo largo de su vida ha acudido a la pinacoteca asiduamente y ayer, a sus 75 años, no podía faltar. Junto a su marido observaba cada uno de los lienzos de Romero de Torres y en particular buscaba su predilecto, que debido al nuevo discurso expositivo ha cambiado de ubicación. Ahora se encuentra en la sala El origen de lo jondo, la primera al subir las escaleras a la segunda planta.

El tema principal de este espacio es el flamenco y la copla y en las obras aparecen representadas algunas de las artistas de la época o símbolos de la cultura andaluza. La gran pasión del pintor fue el cante jondo -incluso hizo sus pinitos como cantaor sin mucho éxito- y como tal lo plasmó en sus lienzos con guitarras, mantones, peinetas, melenas recogidas y el imprescindible sombrero cordobés. Tal era su sentimiento hacia el flamenco que en las paredes de esta sala reza esta frase del pintor: "Yo daría mi nombre y mi arte por el nombre y el arte de Juan Breva, el mejor cantaor de cante jondo que ha tenido la raza".

La Argentinita, Alegrías, Conchita Triana, Nuestra señora de Andalucía (donde Romero de Torres se retrata con un cigarro en la mano y mirando al espectador), Cante jondo, La nieta de la Trini y La copla se exhiben en esta sala.

Otra de las obras más especiales para María del Carmen Pérez es ¡Mira qué bonita era!, que se encuentra en la planta baja. "El niño detrás de la reja, el hombre en primer plano sentado en una silla de enea... Todos son cuadros para mirarlos mucho por los detalles que contienen", expresó.

En la planta baja, recibiendo a los visitantes, se encuentra la obra gráfica del pintor (carteles o bocetos de éstos, como los realizados para Bodegas Cruz Conde o la Unión de Explosivos Ríotinto) y una explicación de su entorno familiar. Hijo del también artista Rafael Romero Barros, del que se expone en el museo Mendigos, Julio comenzó su aprendizaje a muy temprana edad. Aquí se muestran caricaturas del artista, bustos de él y de su padre y una estantería con objetos personales en la que no faltan su paleta y pinceles, su sombrero cordobés y su capa con broches de pendientes de coral. También aparece aquí una foto de su inseparable galgo negro Pacheco, modelo ocasional del pintor en obras como Diana o Cante jondo.

En esta sala se aprecian también Amalia, un retrato de la hija de Romero de Torres; y Monjita, una obra inacabada por la muerte del pintor.

La anteriormente llamada sala íntima, donde se recreaba el estudio de Romero de Torres, ahora está dedicada a su primera época, en la que pasa por el modernismo y el simbolismo hasta llegar al realismo. Este recorrido se realiza por las obras Noemí y sus hijastras y El regreso del hijo pródigo (ambas inspiradas en los grabados de Gustave Doré para la Biblia de 1865), Horas de angustia, con la que consiguió la tercera medalla en la Exposición de Bellas Artes de Madrid de 1904; el bodegón La comida del marqués, el Retrato de joven, Academia (un desnudo masculino) y ¡Mira qué bonita era!, un lienzo impresionista de grandes dimensiones con el que se dio a conocer oficialmente en la Exposición Nacional de 1895 y que le valió una mención honorífica.

Tras año y medio de reformas, la pinacoteca reaparece con fuerza con una recuperación de las pinturas murales de su fachada, un nuevo discurso expositivo, nuevo color en sus paredes, un sistema de accesibilidad que incluye un ascensor y la disposición de nuevas tecnologías que ayudan a comprender el museo. En este sentido, el visitante dispone de tablets que le ayudan a entender la pintura de Romero de Torres a través de una visita virtual que discurre por las diferentes salas del centro, con una descripción detallada de cada cuadro. Durante el itinerario también tienen esta posibilidad los usuarios de móviles de última generación entrando en la página web http://gvam.cordoba.es/webtest1/index.php?id=1, lo que facilita también hacer este recorrido desde el ordenador de casa.

En los últimos días, Amalia Jiménez y Manolo Carrera han estado pendientes de la fecha de reapertura de este museo y ayer no dejaron pasar la oportunidad de acudir a él. "Los cuadros resaltan enormemente sobre el fondo rojo y la distribución ha quedado muy bien", expusieron ambos, destacando el paso adelante que ha dado la pinacoteca, que antes no estaba en las mejores condiciones para exhibir las joyas artísticas que guarda.

Algunas de estas joyas, las más importantes del museo, están en la sala Espíritu de Córdoba. Presidido por Lachiquita Piconera, en este espacio se muestra el sentimiento de Julio Romero de Torres por su ciudad. Las plazas, el Guadalquivir o los monumentos aparecen como fondo de estos lienzos, que también describen la tradición de los piconeros o su afición a la tauromaquia, entre otros temas. Poema de Córdoba, Virgen de los faroles, Arcángel San Rafael, Ángeles y Fuensanta, En la ribera, El Pecado, La Gracia, Ofrenda al arte del toreo y Naranjas y limones acompañan a la célebre piconera en esta sala.

Otro de los visitantes, Alfredo Garrido, antiguo residente del barrio, aseguró que tenía "ganas de ver la obra de Romero de Torres" porque sus pinturas le causan "sensaciones". Aunque es interesante la nueva disposición y el color de sus paredes, este cordobés resalta que "lo más importante sin duda es la obra expuesta".

El género más destacado por su cantidad en la producción de Romero de Torres es el retrato, que se exhibe en la sala Semblanzas, la que más obras recoge. Personajes del mundo de la política, la aristocracia, la cultura o las artes escénicas posaron para él. Estos trabajos los realizó unas veces por encargo y otras para estudiar la expresión de los rostros de sus habituales modelos.

Aquí aparecen Magdalena Muñoz Cobo y Burgos, IV 'Condesa de Colomera', Carmen, Niña de la jarra, Manuel Ruiz Maya 'Chinchilla', Nieves, Rosarillo, Niña de la rosa, Ángeles, Bendición, Chiquita buena, Mujer de Córdoba, Niña del candil, Mariluz, Flor de santidad, Isolina Gallego de Zubiaurre, Cristóbal de Castro Gutiérrez, Viva el pelo, Raymonde Lebarreau de Huerta, José Félix de Huerta y Diana.

Carmen Martínez, vecina del barrio, contemplaba ayer con entusiasmo la nueva disposición expositiva, algo "que le hacía falta al museo, ahora no tiene ni punto de comparación a como estaba antes". "Recuerdo que cuando yo era niña, Rafael, el hijo de Julio Romero de Torres, se sentaba en una silla de enea a las puertas del museo", evocó esta cordobesa, que añadió que el artista pintó las manos a su abuela. Desde su infancia conoce la pinacoteca y ahora cree que "es necesario que le demos auge porque es una pena que no se conozca lo que tenemos aquí".

Para concluir, en la sala La capilla se muestran los trabajos en los que el artista representó textos sagrados y personajes bíblicos mediante un caudal de símbolos. El Retablo de la muerte de Santa Inés preside este espacio, que también incluye Bendición, Contrariedad, Cabeza de santa, Salomé, Samaritana y Santa María Egipcíaca.

El delegado de Cultura del Ayuntamiento, Juan Miguel Moreno Calderón, asistió ayer a la reinauguración del museo, "el más singular de la ciudad por la personalidad de Julio Romero de Torres, su universalidad y el interés que tiene para públicos muy diversos". "Es un día especialmente feliz para todos los cordobeses", añadió.

Para promocionar la pinacoteca entre los ciudadanos el Ayuntamiento propondrá un programa dirigido a escolares para el que ya hay "muchísimas solicitudes". "Además estamos trabajando para ofrecer a medio plazo actividades de animación que tengan un fin didáctico y de incentivo turístico", apuntó el edil. "

El horario de visita de invierno del Museo Romero de Torres (del 16 de septiembre al 15 de junio) es de martes a viernes de 8:30 a 19:30, sábados de 9:30 a 16:30 y domingos y festivos de 9:30 a 14:30.

(Del Día de Codoba, sacado de internet. La Foto de Magdalena Muñoz-Cobo de mi archivo. Es una alegria que Romero de Torres, pintara a mi antepasada.)
DMC